FOTÓGRAFO
"Aquí encontrarás una parte más de mí.
Unas letras con principio y fin.
Algunos textos están hechos de tu reflejo,
quédate y si así lo sientes, hazlos pedazos".
El amor, ese mar.
El amor es ese mar blanco en que el rey no decide cuanta profundidad su agua tiene.
Esos ojos cristalinos culpables de un delito.
Esos labios que hacen que los míos tengan un sitio donde morir tranquilos.
Ese mar blanco en el que puedes creer que flotas o te ahogas. Sabiendo que si el barco tiembla, él, es tu mejor salvavidas.
Cuestión de apretarle la mano, y si ves al miedo mirar para otro lado.
Porque aunque no sepas nadar o remar, él hará que bailes sobre las olas a cualquier compás.
Saber que con su mano, la tuya nunca tiembla.
Que con su corazón, el tuyo siembra.
Porque es de esas personas que generan tanta paz con un simple silbido que hace que tu cabeza pierda el hilo, entre en paz y suelte un suspiro.
Es ese mar, blanco y cristalino.
Es ese ladrón.
Culpable de robarme lo que era mío.
Mi corazón,
y su latido.
Mi pueblo se ha inundado.
Mi pueblo se ha inundado,
Ha entrado agua calándonos hasta lo más hondo de el corazón.
A unos más,
y a otros menos.
Pero esto nos ha calado.
Algo que pasará por nuestra historia, hasta los libros de la misma.
Algo que nos ha demostrado la fuerza y valor que tiene un pueblo.
Porque pese a todo contratiempo, siempre veíamos el sol tras la lluvia y viento.
Y nunca, sin importar las horas, los días acumulados o el alma extendido por los suelos, pensábamos en abandonar y perder la esperanza en ponerle fin a esto.
Que lo recordaremos por las manchas en la pared y os prometo que os reiréis de todo lo que “miedo” pudo causar una vez.
Porque somos de esos de reír recordando y soñar luchando.
Porque somos de los que no pierden las ganas de luchar por su lugar.
Algo que recordaremos con la piel eriza.
Sé que habremos perdido muchas cosas.
Todo el sacrificio perdido en un pestañeo.
El trabajo labrado por el agua de mal manera robado.
De verdad que lo sé.
Pero lo que sí sé que no hemos perdido,
es la esperanza y humanidad.
Gracias a gente como todos los que nos han ayudado y colaborado.
Incluso a los más afectados.
Gracias a ellos,
Vuelvo a tener fe en ella.
Porque hemos sacado a relucir nuestro mejor lado, en nuestro peor momento.
Y tranquila Vega Baja,
que volverás,
a lo más alto.
Porque ellos simplemente querían un baile lento.
Porque ellos simplemente querían un baile lento.
Un baile que les arropase con su melodía haciéndoles saber que todo, desde ese justo momento,
hasta el final de sus días,
saldría como ellos creerían.
Porque hay muchas batallas por el camino. Eso todos lo sabemos.
Pero se juraron que el amor cualquier guerra ganaría.
Por encima de todo.
Y terminaron el baile y la vida
agarrados de la mano.
El amor es una casa en ruinas.
El amor es una casa en ruinas.
Tienes que atreverte a entrar
sin mirar atrás.
Porque aunque a tu corazón una coraza le proteja,
alguien vendrá a romperte los esquemas.
Porque nunca está de más decir lo que sientes.
Porque hay veces que en el amor, hay de las mayores guerras.
Y hay veces que en las mayores guerras, es donde mejor se ha hecho el amor.
Porque contigo sería como
Aladdin y Jasmine.
Una alfombra,
un rumbo,
y un sin fin.
Porque,
en el amor todo vale,
y en el amor,
todo se comparte.
Porque el amor es el todo de la nada.
Una casa en ruinas.
Que conforme entras,
solo quieres construirla.
Hay personas que con la mirada te lo dicen todo.
Hay personas que con la mirada te lo dicen todo.
Que el amor se les escapa del corazón y lo gritan a través de los ojos.
Hay veces en las que una sonrisa
vence a cualquier rima.
Porque hay corazones destinados a estar juntos,
en un mismo pecho,
aún sin compartir grupo sanguíneo.
Y hay corazones
que pertenecen a otros.
Porque hay personas que con la boca cerrada
te cuentan sus mejores cuentos tan
solo con la mirada.
Y eso es que te están dando la llave de su corazón.
Porque se quieren,
así, sin más.
Porque el amor, lo único que no tiene, es explicación.
Quiero que sepas una cosa.
Quiero que sepas una cosa.
Quiero que sepas la única cosa que no quiero.
Soltarte la mano nunca.
Que quiero que me sigas agarrando como hasta ahora.
Algo que aprieta, pero no ahoga.
Que contigo me siento más seguro que con cualquier candado del mundo.
Que me devuelves el apretón cada vez que tengo miedo, para que sepa que estás aquí, conmigo.
Que te da igual que nos vean de la mano, porque tú lo que más quieres es que me vean, pero sobretodo contigo.
Que darnos la mano, es símbolo de todo lo que nos amamos, cuidamos y valoramos.
Que te quiero y aprieto.
Porque mi mayor miedo,
era no disfrutar de lo que tengo,
y tú me has hecho tocar el cielo.
Y si todo eso lo haces con la mano,
imagínate con el corazón.
Ahora es blanco o negro.
Ahora es blanco o negro.
Ni medias tintas.
Ni grises.
Ni tonterías.
Es ese momento en el que saber si mañana seguirás con vida.
Si todo lo hecho hasta ahora era lo que tú querías.
Merecedor de todos esos aplausos cada día.
Si estar sentado solo en la sala de espera era lo que tú, te merecías.
Pensar que esa persona que te cuida mañana, noche y día no se merece sufrir cada día.
Saber que lo hace porque te quiere pero en su corazón es donde el dolor a caudales llueve.
Los relojes aquí dentro pierden cobertura.
Y tu aliento es fruto de una larga duda.
Que la habitación en la que te encuentras solo tiene una puerta y es de entrada.
Que las salidas de emergencia en tu caso solo son ventanas a un mundo que tiene los ojos empapados y la boca tapada con un paño.
Que el mundo llora y a ti ya no te quedan lágrimas.
Que tu última risa fue el velatorio de tú último aliento.
Y que tú último latido se lo dedicas a todos aquellos que un día,
te dedicaron
un te quiero.
Que la lluvia nos cale las pupilas.
Que la lluvia nos cale las pupilas.
Que la lluvia nos cale las pupilas y juegue al escondite con nuestras lagrimas.
Porque es en ese momento en el que aprovechamos para soltar lo que llevamos dentro.
Para aprender sin necesidad de perder.
Para mojarnos sin ni siquiera estar preparados.
Porque no solo se aprende de los errores, también de los consejos de aquellos que protegen.
Que la lluvia juegue al escondite con nuestros sentimientos y podamos reír y llorar en el mismo momento.
Porque la lluvia ni es mala ni hace daño.
Ya sea desde tus ojos,
o desde el mismísimo cielo.
Es el momento de soltar tu mochila y convertirla en chubasquero
¿Sabes?.
¿Sabes?
Una vez me dijeron que podía ser lo que yo quisiera ser.
Que solo tendría que desearlo con fuerza, cerrar los ojos y apretar.
Me dijeron que podría ser hasta astronauta, para viajar a las estrellas.
Pero, ¿Para qué quiero subir al espacio infinito, si puedo estar aquí contigo?
Que no hay mayor estrella.
Que nosotros somos los que las contamos a ellas desde cualquier punto cardinal del planeta.
Eres nuestra osa mayor de la tierra.
Porque a todos los que te conocemos nos guías cuando estamos perdidos.
Ahora cierro los ojos y aprieto fuerte y lo único que deseo es ser yo y pasarlo contigo el resto de la vida.
Comernos el mundo a bocados en viajes.
A locuras con sabor a chocolate.
A risas sin importar el cómo, cuando y donde.
Donde por mucho que se mueva el barco lo último que perdamos sea el equilibrio.
Esta foto es de Roma,
Y si le damos la vuelta a la ciudad,
Sabrás que te he escrito esto
con amor.
Me voy.
Me voy.
Para no regalar mi tiempo a quien no entiende de relojes.
Para enfrentarme a la palabra “cobarde”.
Para curarme las heridas que hicieron tus instintos animales.
Para sellar puertas que no pertenecen a nadie.
A ordenar la palabra “desorden” con detalle.
Porque necesito mimarme,
Besarme y sanarme.
Y así poder llegar a,
sin nadie,
disfrutarme.
Me voy,
Porque considero que soy el primero de mi lista en quererme.
Y aún estoy a tiempo de salvarme.
Me voy,
Sin hacer daño a nadie.
Me voy,
Para encontrarme antes de terminar de perderme.
Y aquí estoy,
dejando que esta carta mal herida,
se la lleve y cure el aire.